La Asamblea Anual de la AETG de Abril de 2019 aprobó hacer uso de un lenguaje inclusivo y no sexista, para así visibilizar también a las mujeres o personas no binarias que pertenecemos a nuestra asociación, en los textos, revistas o cualquier publicación de la misma. En esta entrada de blog os acercamos una guía con herramientas para ello que ha elaborado Emakunde/Instituto Vasco de la Mujer. Podéis descargarla en el link incluido al finalizar este artículo.
Paulo Freire en El grito manso (Siglo XXI ed. 1996) nos dice: “Siempre digo hombres y mujeres porque aprendí hace ya muchos años (…) que decir solamente hombres es inmoral. (…) De niño, en la escuela (…) aprendí que en gramática el masculino prevalece. Es decir que si todas las personas aquí reunidas fueran mujeres pero apareciera un solo hombre, yo debería decir “todos” ustedes y no “todas” ustedes. Esto, que parece una cuestión de gramática, obviamente no lo es. Es ideología… Yo había sido deformado por la ideología machista”.
Ésta es la propuesta de la Comisión de Facilitación aprobada por nuestra asamblea:
“Cuando utilizamos un lenguaje que no incluye a una parte de la población, estamos dejando fuera (de manera más o menos inconsciente) a todas esas personas. No las incluimos, no las nombramos, no las reconocemos. Decir esto, en una asociación de terapeutas, parece obvio. El poder de lo simbólico, la importancia del lenguaje… Mucho de nuestro trabajo cotidiano se centra en eso.
Hablamos de “uso sexista del lenguaje” para referirnos al uso discriminatorio del mismo hacia las mujeres o las personas de género no binario. Esto puede suceder de varias maneras, todas las cuales nos parecen “normales”, porque normal nos parece la discriminación: invisibilizando la presencia de las mujeres o personas de género no binario al nombrar la realidad en masculino (cuando decimos “todos” en lugar de “todas, todos o todes”) o al aplicar, para una misma situación, términos cargados de distinto valor según nos refiramos a unas personas u otras. Así, necesitaremos hacernos conscientes de la ideología del lenguaje, del conjunto de ideas y creencias que transmitimos cuando comunicamos.
El lenguaje, al transmitir la idea del poder masculino sobre las mujeres u otras identidades, convierte este poder en parte constituyente de nuestros cuerpos, no sólo a través de las prácticas físicas que afectan a la musculatura, sino a través de las actitudes que las personas desarrollan hacia sí mismas.
Decimos que el lenguaje siempre es social y político, nunca es neutro, porque transmite las relaciones de dominación que atraviesan la estructura social.
Nuestro granito de arena para Córdoba 2019, sería poder utilizar un lenguaje inclusivo y no sexista dentro de la AETG: todas/os/es, nosotras/os/es, etc. Para así visibilizar también a las mujeres o personas no binarias que pertenecemos a nuestra asociación, en los textos, revistas o cualquier publicación de la misma.
Consideramos igual de apropiado incorporar la “e” para personas de género no binario, que la “a” para las mujeres; entendemos que este uso (“e”) está menos aceptado socialmente pero nunca nos hemos caracterizado por ser especialmente convencionalistas”.

Imprescindible a pesar de las muchas resistencia que todavía se mantienen, en buena medida alimentadas por la misógina RAE y la reacción a los avances por el camino de la igualdad de quienes ven en peligro sus privilegios y/o reproducen el patriarcado, con o sin conciencia de hacerlo.
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