Aurora Fernández Moreno es terapeuta gestalt y arteterapeuta, complementando su trabajo con perspectiva de género, influenciada por los Feminismos y con base académica en la Psicología Diferencial. Es la autora del artículo que os presentamos hoy, en que reflexiona sobre la idea de responsabilidad y nos insta a considerarla con cuidadosa atención cuando acompañemos terapéuticamente a una persona que ha vivido violencia de género.
Podéis leer el artículo en este enlace:
Aurora nos invita a reflexionar sobre este asunto, que señala como de vital importancia: «realizar una diferenciación entre víctimas y personas que victimizan porque la diferencia, en ocasiones, no parece estar clara en la práctica terapéutica. (…) Se puede confundir con facilidad un tipo de neurosis victimista sobrevenida por patrones aprendidos para conseguir sus objetivos en la vida, con los ajustes creativos de autopreservación fruto de los efectos del trauma. (…) La persona que ha sido víctima de una situación de violencia puede adquirir una actitud victimista, de hecho es muy posible que se sienta víctima de la situación… porque lo es».
«Responsabilizar a la superviviente de según qué cosas equivale a culparla de la violencia que ha sufrido. Pensar en el agresor como el chivo expiatorio o “eso” que Posner Perls y Perls (1942) mencionan en su primer libro como el lugar al que desvía la culpa la “persona victimista” resta la responsabilidad del agresor y sitúa a la víctima en la posición de victimaria. Esta situación impedirá o dificultará inmensamente hacer el proceso de contacto, identificación y responsabilidad pretendido y, evidentemente, revictimizará a la superviviente impidiéndole superar el trauma».
La imágen de cabecera está estraída de Izquierda Diario España , ilustra el artículo: «Feminismo, interseccionalidad y marxismo: debates sobre género, raza y clase» de Josefina L. Martínez.
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Muy interesante.
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No se me olvida que mi primera terapeuta, gestáltica, me dijo: » tu madre tenía razón, al final siempre das una patada de burra». Ésto por teléfono y por dar mi opinión sobre la ética de «captar» a pacientes suyas como estudiantes para su exclusiva formación y lo que ofrecía en ella. Si hubiese tenido pruebas le habría denunciado, sigue ejerciendo en la ciudad de Valencia.
Soy trabajadora social, terapeuta sistémica con una formación de cuatro años en terapia gestáltica y creo que se debería supervisar a profesionales que se llaman terapeutas, no hay que olvidar que estan en situaciones de vulnerabilidad al solicitar atención terapéutica.
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