Autoetnografías, cuerpos y emociones.

En este post os recomendamos dos libros titulados AUTOETNOGRAFÍAS, CUERPOS Y EMOCIONES, editados por Sam Fernández Garrido y Elisa Alegre Agis. Podéis acceder a ellos haciendo click en las imágenes de portada, y además serán presentados en:

MADRID- LUNES 9 DE MARZO, 15,30 H (Salón de grados, Fac. Ccs. Políticas y Sociología, Campus de Somosaguas, UCM). Intervienen: Maribel Blázquez (Prof. UCM) Elisa Alegre-Agís y Sam Fernández-Garrido  (editor*s).

BARCELONA- LUNES 16 DE MARZO, 19 H (Sala Pi i Sunyer, Institut d’Estudis Catalans, carrer del Carme 47). Presentará el Dr. Josep Maria Comelles, e intervienen Sam Fernández-Garrido, Elisa Alegre-Agís (editor*s), Serena Brigidi y Marisa Paituví (autoras).

A propósito de estos dos maravillosos libros hemos decidido hacer una pequeña entrevista a una de las editoras para que nos cuente más del proceso y construcción de los libros, así como su posible relación con nuestra práctica terapéutica. Agradecemos a Sam Fernández por su tiempo y sabiduría. Esperamos que disfrutéis de ella como nosotrxs lo hemos hecho.

Perspectivas feministas en la investigación en salud
Perspectivas metodológicas en la investigación en salud

¿Que es la autoetnografía y cómo surgió la elaboración de estos dos libros?.

Este proceso parte de que Elisa y yo, que éramos compañeras del Master de Antropología médica hace unos años, por ahí por el 2013, compartíamos una misma intuición, una misma sensación y es que cuando investigamos, muchas veces, lo que investigamos siempre nos toca. Y siempre tiene que ver con nosotres. Pero a veces, en los textos académicos no hay espacio para desarrollar esa dimensión de conocimiento. Parece que nos tenemos que situar siempre por oposición a aquello que trabajamos. Teóricamente nada tiene que ver lo que estudiamos con nosotras. Nosotras somos neutras, estamos distanciadas y eso se supone que es la objetividad y lo que le da el valor a las investigaciones. Nosotras decimos que probablemente esto no sea así.

Nos encontramos con una persona maravillosa que es Susan DiGiacomo, una profesora que ha fallecido meses antes del libro. El libro es un homenaje a ella, de hecho. Y decidimos lanzar un congreso en el año 2015 y llamar a la gente, hacer una convocatoria para que la gente presentara en el congreso lo que quisiera, respecto a los trabajos autoetnográficos que estuvieran haciendo. Tuvo una acogida muy buena, nos sorprendió, y a partir de ahí decidimos crear un libro. Hacer otra convocatoria distinta, y ver qué pasaba. Y lo que pasó es que mogollón de gente, mogollón de investigadores e investigadoras nos escribieron con propuestas y nos dio para llenar dos libros donde pensábamos inicialmente hacer uno.

La autoetnografía no es más que esto, lo que estoy contando. Una manera de acercarnos a la investigación que nos pone en juego. Y que nos pone en juego al servicio de la investigación. Es decir, a través de la cual nos vamos a mirar en nuestra experiencia personal, en qué nos está pasando a nosotres también, para poder acercarnos de otra manera a aquello que estudiamos. Para hacer un acercamiento más cercano.

¿Qué vamos a encontrarnos cuando leamos estos dos libros?

Vamos a encontrarnos varios grupos de escrituras distintas.

Por un lado, gente que cuando comenzó a investigar eligió como tema un malestar, una condición, una enfermedad, … que tenía que ver con lo que a ellas les estaba pasando. Con lo que estaban transitando. Por ejemplo, Victoria Fernández en el libro de Feminismos habla del cáncer de mama y lo habla en primera persona, porque ella fue paciente de cáncer de mama. Entonces lo que hace también es prestar atención a todo ese recorrido asistencial que tiene un montón de componentes emocionales, relacionales, etc. que son importantes para entender la atención sanitaria. Y que atenderlos desde ahí, desde la perspectiva de una persona que ha padecido cáncer de mama y que cuando va a la consulta también tiene esa mirada antropológica, de repente es útil para las profesionales. Mucha gente pensamos así la autoetnografía. Pensamos que la autoetnografía puede tener una aplicación en el campo profesional a la hora de provocar diálogos que tengan que ver con la experiencia. ¿Qué le pasa a la gente? ¿Qué le pasa a la gente que investiga? Sería en este caso, en el caso del cáncer de mama, una pregunta fundamental.

Otra gente trabajamos sobre temas que aparentemente no nos tocan. Yo investigo sobre temas intersex, y otres autores del libro también, pero lo que hacemos es plantearnos o preguntarnos cómo nos toca aquello que investigamos. Aunque no nos toque en primera persona la condición. Esto implica poner la atención en cómo hacemos el trabajo de campo, por ejemplo, pero también en cómo nos aproximamos a la gente. Cuáles son nuestras expectativas en el proceso, etc. pero también por qué hemos elegido este tema y no otro. Y esto tiene que ver con nuestras propias experiencias personales. Y es necesario ponerlo encima de la mesa si realmente queremos comprender qué nos lleva aquí.

¿Y respecto a lo terapéutico?

Y vamos a encontrar otra serie de artículos de gran interés para la gente que está trabajando en el ámbito terapéutico y en concreto en trabajos terapéuticos de metodología gestáltica, y algunos artículos tienen un lenguaje muy similar que la gente va a poder reconocer muy fácilmente cuando tenga la oportunidad de leerlos. Por ejemplo, el artículo de Enrico Mora, que se encuentra en el tomo de feminismos, La percepción flotante situacional. Autoetnografía y emociones. Habla del uso de la contratransferencia en la investigación. Es decir, la contratransferencia entendida como todo eso nuestro que ponemos en juego en el proceso de observar, entrevistar, hablar, conversar, estar ahí , en el proceso de estar con otra gente a la que estamos investigando. Hace una investigación sobre aspectos de género dentro de un gimnasio de Barcelona y lo que hace es atender a cómo se siente él para atender a la dinámica social que está sucediendo en el seno del gimnasio. Otra autora fundamental, que ya he nombrado, es Susan DiGiacomo, que está en el libro de metodologías, y que hace una autoetnografía de la supervivencia del cáncer. En este caso el linfoma de Hodgkin, y le da una vuelta de tuerca al uso que hacemos de lo terapéutico, que puede ser muy interesante. Ella cuenta que en su proceso, en su pérdida de sentido existencial dentro de su vida, uno de los apoyos más importantes que tuvo fue dedicarse a la doma clásica. Ir a entrenar y sostener el ir unas cuantas veces a la semana a entrenar con su caballo. Ella alerta todo el rato sobre que su caballo no es su terapeuta y lo que está haciendo es recordarnos que la relación es lo que importa y advertirnos de ciertas instrumentalizaciones que también se pueden llegar a dar. En este caso del caballo y la relación con el caballo, cuando la leemos sólo en clave del bienestar de la persona. Porque a ella lo que le importa realmente es esa relación que ella crea con el caballo y dice «a momentos somos centauros, en momentos somos uno». Y eso va más allá del efecto terapéutico y de la lectura que podamos hacer de cómo es que tiene un efecto terapéutico positivo sobre ella. Hay un tercero, como diríamos por ahí. Y por último quería nombrar el artículo de Carmina Puig, en metodología, sobre la supervisión, que justamente nos dice que la investigación cualitativa y la práctica de la supervisión, en su caso en profesionales de la salud, tienen aspectos comunes. Porque lo que se pone en juego es cuánto conocemos también de nuestra propia mirada, de nuestra forma de estar con los otros y con las otras.

Como conclusión te diría que la autoetnografía es un campo que intenta romper esa frontera entre lo personal y lo social. Donde a veces lo personal parece que es del ámbito de lo terapéutico y lo social del de los estudios sociales, la antropología, la sociología, las ciencia políticas, etc. Esta división está más que cuestionada, y la aportación es contribuir con ejemplos concretos de cómo podemos seguir deshaciendo estos dualismos entre lo personal y lo social, entre el individuo y la sociedad, etc.

Insisto en que habrá muchas cosas en que la gente que está en el ámbito terapéutico se sienta reconocida. Nos aproximamos a cómo vivimos los procesos de salud-enfermedad desde una perspectiva que tenga en cuenta el contexto en el que vivimos, que es muy importante, cómo nos cruza nuestra identidad, nuestra clase social, etc., sin que eso se convierta en una forma de des-responsabilización de los lugares que ocupamos y de las maneras que vivimos.

NdA: este texto es una trascripción más o menos textual de lo que Sam nos ha contado por audio y consideramos importante darle ese contexto, es decir, leerlo en clave de entrevista.

Agradecemos enormemente a Silvia González Alonso, psicoterapeuta gestalt y feminista (PTF) su colaboración, fundamental, en esta publicación.

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